martes, 1 de abril de 2014

Cielo y mar

En nuestro afán por crear en la vida de Alberto momentos únicos, que le compensen de su rutina de medicamentos, crisis, esfuerzos y dificultades, intentamos que sus períodos de vacaciones y los fines de semana sean divertidos y estimulantes. Como le encanta ir en coche, procuramos organizar excursiones a pueblos o ciudades cercanas y, en verano, viajamos a la playa, donde disfruta de unos días diferentes.
Todos conocemos los efectos beneficiosos del mar y la playa en nuestro organismo; caminar descalzos por la arena produce un masaje terapéutico para nuestro cuerpo; el sol, tomado con precaución y cautela, permite que nuestro organismo absorba la vitamina D que necesita para nuestro sistema inmunitario y nuestros huesos; la brisa marina promueve un estado de relajación y bienestar; el agua del mar estimula nuestros músculos. En definitiva, un escenario ideal para fortalecer nuestra salud física y emocional.
Así que, a la hora de organizar nuestras vacaciones estivales, nunca lo dudamos; unos días en la playa permiten a Alberto dar largas caminatas por la arena,  un ejercicio excelente para sus piernas y su espalda, pues padece escoliosis severa ; los baños en el mar estimulan sus defensas y fortalecen su débil musculatura; el sol le llena de optimismo y bienestar; todo ello, combinado, es un estímulo, un regalo de energía para él.
Hay que elogiar las iniciativas, de algunos ayuntamientos costeros, de ofrecer el servicio de playas accesibles, con áreas lúdicas dirigidas a personas con discapacidad psíquica y acompañamiento al baño para personas con discapacidad física. En algunas playas también se ofertan actividades náuticas adaptadas.
Hace unos años, en una playa de Huelva, todas las tardes observaba cómo una familia hacía verdaderos esfuerzos para que uno de sus hijos, en silla de ruedas, pudiera acceder a la arena y después situarse cerquita de la orilla. Cada día desplegaban en la arena, que previamente entre todos alisaban, una enorme persiana por la que el niño empujaba su silla hasta llegar al lugar elegido. Todo lo hacían con una naturalidad increíble y no faltaban ni una sola tarde a su cita con la playa, a pesar de tanta dificultad.
 Y es que los ángeles también tiene derecho a disfrutar del sol y del mar.  ¡Turismo para todos!
 



Mi trocito de cielo os recomienda hoy un lugar precioso para disfrutar precisamente del sol y la playa, dentro de los muchos pueblos con encanto que tiene nuestro país; se trata de Mojácar, en Almería, un pueblo que sorprende por sus casas blancas y arremolinadas. Su laberinto de calles estrechas y sus miradores cautivan a todos los que la visitan.


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