miércoles, 20 de agosto de 2014

El roble del ángel


Érase una vez un bosque de robles fuertes y majestuosos, un bosque en el que cada día, justo cuando el último momento de oscuridad abrazaba al alba, miles de ángeles se reunían para absorber la magia y la sabiduría que los robles añejos  desprendían. Desde allí partían cada uno a su misión que no era sino proteger a quienes les habían sido asignados. En el bosque comentaban unos y otros los pormenores de su tarea y compartían alegres la belleza de su labor.
Un joven ángel, que recientemente había conseguido sus alas, sin embargo, cada mañana se mantenía alejado del resto con gesto apagado y triste. Cierto día, el ángel más sabio se acercó a él y le preguntó cuál era la causa de su tristeza.
- El humano al que debo proteger es un niño... no sé muy bien cómo debo actuar con él.
- Es que ¿acaso es de  carácter rebelde y temes no dirigirle por el buen camino?
- No, no, es un niño con un corazón noble y de una inocencia pura; su sonrisa es dulce y su alma transparente...pero está enfermo, no sabe hablar como los demás, ni corretea por las calles como los otros niños. Me entristece ver que no es capaz de hacer las cosas que hace la mayoría.
El ángel mayor le sonrió y se alejó de él sin darle ningún consejo. Estaba seguro de que el joven ángel sabría encontrar la manera de proteger a un niño así.
Cada noche el ángel se sentaba en una esquina de la cama y contemplaba al niño; su pena por él bajaba desde su mirada y se extendía por toda la habitación, pintando las paredes de tristeza. Sin embargo, durante el día le regalaba mañanas soleadas y cálidas, para que pudiera verlas desde su ventana y le enviaba gorriones a su balcón, para que se posaran en su regazo.
Una mañana, el primer rayo de sol se coló en la habitación, se paseó por el techo, por las paredes y se tumbó en la cama, junto al ángel, al que el sueño había vencido unos minutos antes. Este se despertó y notó una leve presión en la mano. El niño se la había cogido dulcemente justo antes de que el último aliento de vida diera color a sus mejillas.
El ángel besó la frente del niño y la tristeza vino a abrazarlo. Regresó al bosque de robles y se tumbó en un claro a llorar su duelo.
 Allí estuvo días y noches, peinando sus alas de melancolía y soledad, hasta que sólo quedó de él su corazón, vestido con el recuerdo de otro que fue puro y noble, que sirvió de simiente a un roble fuerte y robusto.
Y quiso Dios que el fuerte viento y las tormentas respetaran aquel roble que creció durante años, alcanzando sus ramas gran altura y su tronco un diámetro extraordinario. Desde entonces, aquel que se sienta a la sombra de tan majestuoso roble, puede percibir todo el amor que quedó depositado en aquel rincón del bosque, allí, bajo el Roble del Ángel.

                                                                     -Conchi-





El Roble del Ángel está en Carolina del Sur y está considerado como el roble más antiguo del mundo. Su edad aproximada es de 1.500 años. Ha sobrevivido a inundaciones y huracanes, como el huracán Hugo. 
En primavera se realizan en torno al roble diferentes eventos como el festival Atardecer junto al roble del Ángel. 

En mi trocito de cielo de hoy, una canción que me ha acompañado durante todo el verano. Se trata de "Wings" de la jovencísima cantante y compositora inglesa conocida como Birdy. Os dejo el enlace para que disfrutéis de este tema.
https://www.youtube.com/watch?v=WJTXDCh2YiA
 

lunes, 11 de agosto de 2014

La marca del ángel

Existe una antigua leyenda sufí, según la cual ,antes de venir al mundo, los seres humanos conocemos el número exacto de las estrellas del firmamento y el de los granos de arena de todas las playas del planeta; lo sabemos todo acerca de los mares y de los cielos y de la historia del hombre, y poseemos las respuestas a todos los  misterios que espolean la imaginación de la humanidad desde hace milenios.  En el momento en el que nacemos, un ángel  desciende sobre nosotros, nos sella la boca con su dedo índice y extrae mediante él, todo el conocimiento almacenado en nuestras cabecitas, mientras nos susurra al oído:
 "¡Ssshh! ¡No cuentes lo que sabes! ¡Olvida! ¡Aprende!".
Dice dicha leyenda que la hendidura que todos tenemos entre la nariz y el labio superior es el lugar en el que el ángel pone su dedo: la marca del ángel.



Si creemos la leyenda podríamos pensar que algunos ángeles anduvieron un tanto despistados o que se excedieron en su cometido ya que, además de extraer el conocimiento almacenado, a algunas personas sus ángeles les privaron de las habilidades necesarias para recibir, procesar, responder o comunicar información, con lo que aquellas personas sufrieron dificultades para aprender y usar ciertas destrezas, como la lectura, el habla, la ortografía, la audición, el razonamiento o las matemáticas. Esas dificultades pueden ser el resultado de una discapacidad para el aprendizaje.

Como no me gustaría pensar que estas personas han tenido que esforzarse mil veces más que los demás en aprender aquellos conocimientos que ya poseían antes de su nacimiento, por culpa del descuido caprichoso de sus ángeles de la guarda, y como mi ánimo romántico, que es muy dado a la ensoñación y la fantasía, me lleva a creer en mejores historias que esa , prefiero pensar que, en realidad, son las personas discapacitadas, cual ángeles en prácticas, las que nos ayudan a nosotros a aprender aquellas cosas que no descubrimos en la escuela, en los libros o en los tratados. De ellos aprendemos la capacidad de sorpresa por lo cotidiano. Aprendemos paciencia en un mundo que se rinde a las prisas. Aprendemos amor desinteresado en una vida en la que priman los intereses. Aprendemos la constancia en un mundo que premia la rapidez. Aprendemos a valorar los pequeños logros en un mundo en el que solo los mejores, los número uno, son valorados. Aprendemos entusiasmo por lo sencillo cuando muchos están de vuelta y creen saberlo todo.
 Tal vez, los sabios sufíes olvidaron añadir esta parte a su leyenda, aquella que dice que los ángeles seleccionaron a unos elegidos para susurrarles al nacer: "¡Enseña!"





Hoy en mi trocito de cielo os recomiendo un paseo por la villa medieval de Pedraza, en Segovia. Cualquier momento es bueno para visitar esta localidad amurallada y custodiada por un castillo; además sus callejuelas, la plaza y la puerta de la villa hacen que este pueblo sea especial y romántico.
Una estupenda opción para pasar un día diferente.








miércoles, 6 de agosto de 2014

La columna del ángel

La columna de la Victoria de Berlín se encuentra en el centro de la capital alemana y fue construida para conmemorar la victoria prusiana en Sedán. A una altura de 69 metros se alza la conocida figura del ángel dorado de su cima con una guirnalda de victoria en la mano.
Esta escultura dorada aparece en la película Cielo sobre Berlín, en la que se la presenta como punto de reunión de ángeles.
En otra ciudad europea, en París, concretamente en la plaza de la Bastilla, una columna similar está rematada en su parte superior por el "Espíritu de la libertad", una escultura dorada que representa a un ángel.
Hay que recorrer más de nueve mil kilómetros para dar con otra Columna de la Victoria, se trata del Monumento a la Independencia de la ciudad de México. Está coronada por una figura alada conocida popularmente con el nombre de El Ángel.
 
 
 
 
 
 
 
A los tres monumentos les hermana no sólo la forma y altura, sino su sentido simbólico de libertad e independencia.
De igual modo, las tres esculturas se sujetan en columnas poderosas, rectas, capaces de soportar el peso de estas bellas imágenes.
A mi pequeño ángel no le sujeta una columna tan fuerte y esbelta. Su columna vertebral es sinuosa y débil y, con el tiempo y las malas posturas, la curvatura se ha hecho mayor. La escoliosis es una desviación de la columna vertebral, que resulta curvada en forma de "S" o de "C". Hace unos años nos recomendaron el uso de un corsé ortopédico para intentar que la curvatura no progresara. El corsé debe usarse durante todo el día, incluso para dormir.
Sin embargo, la espalda ha ido empeorando y ahora los médicos nos han hablado de la posible necesidad de operarle. Esta operación es complicada y la recuperación es lenta y dolorosa, por lo que estamos a la espera de saber la valoración que haga de ello el cirujano, teniendo en cuenta las características de Alberto, su desarrollo neuromuscular y las contraindicaciones que una intervención así pudiera tener. Él, mientras tanto, sigue su vida, sin quejarse nunca de tener que llevar el corsé, a pesar del calor que da llevarlo o la rigidez del mismo.
Ojalá su columna fuera fuerte y este ángel pudiera brillar como los ángeles de aquellos conocidos monumentos; ojalá tuviera, como ellos, sus alas, para poder volar donde él quisiera.
Pero por el momento, tus papis serán el apoyo en el que puedas sujetarte, las manos que te ayudarán en cada paso.
 

 
 
 
 
En mi trocito de cielo de hoy me apetecía volver a escuchar esta canción de hace unos años; se trata de "Puede ser" cantada por Dani Martín y Amaia Montero.