Yo, como cualquier madre, no elegí ser mamá de un niño discapacitado; lo que sí elegí fue cómo vivir este desafío, un desafío que no se acepta por decreto y de un plumazo; un desafío que dura toda la vida, pues hoy acepto una realidad y ésta cambia mañana. Además, es un verbo que sólo puedo conjugar en presente: acepto lo que vivo aquí y ahora; lo que vendrá lo desconozco y he aprendido a no hacer planes a largo plazo.
Confieso que me enfadaba por dentro las veces que la gente me decía que Alberto era una bendición cuando todavía mi alma estaba rota por el dolor y la tristeza. Pero al dejar de pelear con mi pena, he encontrado una vida llena de cosas bonitas y, visto así, sí puedo considerar como una bendición esta experiencia. En este camino he podido reconocer a una mujer valiente, frágil, amorosa, resentida, generosa ,intolerante,paciente ,apasionada...
La discapacidad de Alberto sólo ha avivado cada una de estas facetas y me ha enseñado a reconocerlas como recursos, más todavía las que consideraba defectos.
Ser mamá de Alberto es un desafío permanente, es haber guardado el dolor en un cajón, porque cada día con él es único, porque cada sonrisa encierra lo más hermoso que hay entre una madre y un hijo: el amor.
Ser mamá de Alberto es ser una "mamá especial" y no por las atenciones que él necesita , sino porque él me ha enseñado a vivir y a sentir "diferente". He aprendido a entender el cariño utilizando un lenguaje distinto.
Para hacer pan de ángel se necesitan ingredientes muy sencillos que, bien mezclados y horneados, dan como resultado un pan crujiente y sabroso. Para ser mamá de un niño discapacitado sólo hay que amasar un poquito de humildad, una pizca de generosidad y kilos y kilos de amor.
La banda inglesa de rock, Muse ,es la protagonista de mi trocito de cielo de hoy. Hasta la fecha, Muse ha lanzado seis álbumes de estudio y tres en vivo. Esta canción, Follow me, una de mis favoritas,pertenece a su último trabajo, The 2nd Law. ¡Hasta pronto!