El lenguaje de los ángeles tiene lugar más allá de las palabras; no les es necesario el sonido de la voz, pues carecen de la mediación del cuerpo. Les basta con la comunicación interior. Su movimiento es "tocar" de alguna forma la inteligencia interna de aquel a quien quieren manifestar algo para que tenga en cuenta su mensaje.
La comunicación con Alberto no siempre ha sido fácil; la sordera, junto con su retraso madurativo ha hecho que nuestro lenguaje sea básico y sencillo. Apenas domina unas cuantas palabras en la lengua de signos, básicamente aquellas que se refieren a sus necesidades más cotidianas y aquellas que necesita para nombrar a los miembros de la familia. Sin embargo, al igual que los ángeles, no necesita del uso de la palabra para comunicar ciertas emociones y su mensaje, normalmente, llega a través de la mirada. Por ello, cuando Alberto sonríe con una sonrisa amplia y limpia, no existe para mí "sonido" más hermoso.
Durante sus primeros años, recuerdo que en cumpleaños o fechas claves, me entristecía el hecho de no poder recibir de él un "felicidades, mamá", pero con el tiempo he aprendido a valorar mucho más ese otro lenguaje que me une a él, ese que me dice cuándo está feliz, cuándo está enfadado o cansado. Él también busca en la mirada de los demás esa comunicación y siempre empatiza mejor con aquellas personas que le hablan con naturalidad, que le sonríen , que le riñen, que le expresan de algún modo con sus gestos que le aprecian o le quieren.
Si "escuchas" con atención, seguro que a ti también te llega su mensaje.
Mi trocito de cielo.
Hoy, hablando de "escuchar" con el corazón, os recomiendo una música para un ratito de relax; se trata de "Landing party", uno de los temas de la banda sonora de la serie norteamericana Perdidos. Aprovecho para agradecer todas las cosas bonitas que me estáis dejando en el blog y en mi correo. ¡Besos!
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